lunes, 19 de diciembre de 2016

Como dejar atrás el “mañana si lo hago”.





 ¡Ah! ... Pero eso sí... mañana nos casamos...
pero eso sí .... Mañana te lo doy...
pero eso sí .... La última y nos vamos (¡no!)
¿A que le tiras cuando sueñas, soñador?
Chava Flores “A que le tiras cuando sueñas mexicano.”


Los mexicanos somos geniales cuando de reírnos de nuestros problemas se trata, en canciones, chistes y en recientes tiempos a través de memes.  Uno de los problemas más grandes que tenemos no solo los mexicanos, sino en general los seres humanos es el de dejar las cosas para otro momento.



Al rato, en la tarde, mañana, el lunes en fin cualquier punto en el futuro que no sea el momento en el que estamos viviendo.  Este es un hábito vicioso que afecta nuestra vida, y la única manera de cambiarlo es tener acciones que generen nuevos hábitos positivos.



Cuando una tarea nos resulta incómoda, difícil o aburrida, nuestro cerebro ante esa situación hostil intenta aliviar la ansiedad con otra actividad que nos presenta como necesaria pero claramente no lo es. Lo que se debe hacer se archiva en nuestra mente como dolorosa y las excusas brotan con una brillante originalidad. Las consecuencias las sabemos todos: acumulación de obligaciones, sentimiento de culpa y propósito de mejora para el día siguiente. Y vuelta a empezar en un bucle castigador con el desgaste emocional que eso supone.

Reeduca tu mente y pasa a la acción. Olvídate de ser el hombre o mujer del mañana.

Te propongo 5 acciones claras para hacerlo:

1. Ten claro tus objetivos

La metodología SMART para definir objetivos es una de las más efectivas y sencillas de aplicar. En ella los objetivos tienen que cumplir unos requisitos: ser específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo concreto para completarlos. Cuando se tiene presente este esquema en el día a día, es difícil aplazar las obligaciones porque se sabe perfectamente en cada momento que es lo que hay que hacer y se reduce así la incertidumbre.


2. Gestiona tu energía

El día tiene 24 horas y no podemos cambiarlo. Las horas para cumplir nuestras tareas son limitadas al igual que nuestra energía, pero con ella sí podemos controlar de qué manera la gastamos. Es obvio que no somos máquinas y no siempre tenemos la energía y la capacidad 100%. Si conocemos nuestro ciclo interno para saber qué momento del día tenemos más fuerza para realizar una actividad complicada, podemos planificar nuestra agenda para ser más productivos y eficaces. De esta manera cumpliremos con nuestros objetivos sin posponer ya que los realizaremos cuando nuestra mente esté más activa y creativa.


3. Divide tus actividades en tareas pequeñas y concretas

Nos solemos abrumar si contemplamos una tarea en su conjunto pero si dividimos un proyecto en pequeños pasos, que tenemos que ir cumpliendo poco a poco, el reto resulta menos complejo. Además de esta manera podrás recompensarte en cada avance, establecer las pausas de descanso (método Pomodoro: 25 minutos de trabajo y 5 de break) y motivarte cuando veas lo recorrido.


4. Evita las distracciones

Cuantas más distracciones se tienen en el entorno más difícil resulta concentrarse y más fácil será dejar las cosas para otro momento. Ante una tarea complicada, es mejor desconectar el celular y correo, ordenar la zona de trabajo y escuchar música que te aísle de ruidos externos.

5. Herramientas tecnológicas

Lo bueno de las nuevas tecnologías es que podemos aprovecharnos de aplicaciones o herramientas que nos organicen nuestras tareas y así darle un respiro a nuestra memoria. Estas apps nos ayudan a gestionar tareas, fijar fechas, activar alarmas, plantear esquemas de ejecución y así organizar el día y procrastinar menos.

Después de lo dicho, toma la decisión de dejar de aplazar tareas en tu vida. Cada día cuenta para abandonar este hábito tan perjudicial y cada mañana es una oportunidad real de cambio. No hay que esperar a la presión, a la última hora y a trabajar con estrés. Todos sabemos que lo que más cuesta es el minuto antes de empezar, donde más nos tenemos que obligar. Dar el primer paso siempre fue de valientes, así que ánimo y a caminar.


¿Sabes la diferencia entre un sueño y una meta? Tan solo una fecha.

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